AGRICULTURA

‘Boom’ de mandarinas de fuera de la UE con la cosecha en mínimos en Castellón

Sudáfrica, Perú y Turquía disparan sus envíos a la Unión Europea entre septiembre y noviembre

Imagen de una compañía citrícola.

Imagen de una compañía citrícola. / Mediterráneo

Bartomeu Roig

Bartomeu Roig

La citricultura de Castellón llegó a tener, en un pasado no muy remoto, un debate sobre el exceso de producción de mandarinas, lo que perjudicaba a los precios que cobraban en origen los agricultores, y que hacía necesario buscar nuevos mercados en el exterior para rentabilizar la actividad. El panorama ha dado un vuelco en menos de una década, y ahora hay más demanda que oferta en Europa, el principal cliente de variedades como la clemenules.

Tal y como informó este periódico, la campaña de exportaciones arrancó con un nuevo descenso de los envíos desde Castellón, con apenas 21.000 toneladas en octubre, frente a las más de 68.000 del mismo mes en el 2017. Una circunstancia que no solo implica una reducción de los ingresos para la economía castellonense, sino una nueva amenaza por la entrada de fruta procedente de países terceros.

Los datos

Según los datos recopilados por el Ministerio de Agricultura sobre las importaciones de cítricos en la Unión Europea, se aprecia que solo entre los meses de septiembre a noviembre de este año, el primer trimestre de la campaña citrícola, han entrado un 30,1% más de mandarinas, con 112.684 toneladas, por las 86.633 del mismo periodo en el 2022. Si se hace este repaso aplicando la media de los últimos cinco años, el incremento ya alcanza el 40,1%.

El secretario general de la Unió, Carles Peris, apunta a un nuevo contratiempo. «Nuestro déficit actual está siendo ocupado por otros países, que progresivamente van ganando cuota de mercado», destaca, para añadir que, en el caso de que haya una recuperación de las mandarinas de Castellón en el futuro, «habrá bofetadas» para colocarlas en Europa.

Fuerte incremento

Las estadísticas de la UE y recogidas por el ministerio español detallan por qué países entran estos cítricos de pequeño tamaño. Como ocurre con las naranjas, Sudáfrica es el que se lleva la mejor parte, con 71.406 toneladas en los tres primeros meses de la campaña actual, lo que supone un incremento del 24,2%. La media de los últimos cinco años es aún más elevada: al colocar un 81,5%. Hay que tener en cuenta que esta fruta no llega en un momento en el que los campos de la provincia todavía no recogen sus mandarinas, sino que coexisten con el inicio de la campaña.

Más sorprendente es el caso de Perú. Es el segundo país que más mandarinas coloca en nuestro mercado común, aunque a mucha distancia de Sudáfrica. En todo caso, duplica prácticamente la cantidad de kilos comercializados, con un 92,3% más. De esta manera desbanca a otro de los países que suponen una competencia a los agrios españoles, Turquía. Con 14.443 toneladas, en el último año crece un 76,8%, aunque la media del último lustro muestra un ligero descenso del 4,1%.

Por último, se detecta un retroceso de Marruecos, que en los últimos meses ha vendido 7.384 toneladas, un 32% menos. Según destaca Peris, este país ha centrado sus exportaciones a Estados Unidos en los últimos años, reduciendo la presión sobre Europa. 

Una amenaza creciente

La entrada de cítricos de Sudáfrica no solo supone una competencia comercial, sino un riesgo de sanidad vegetal. De ese país vino hasta la Comunitat el tristemente célebre cotonet, y hay miedo a que entren la denominada falsa polilla. Tras una larga presión de organizaciones agrarias y administraciones, el año pasado se logró convencer a la Unión Europea para implantar el tratamiento en frío a las naranjas llegadas desde Sudáfrica.

Una medida que fue considerada como un triunfo, pero cuya aplicación arroja muchos interrogantes. Por ejemplo, el hecho de que las mandarinas y los limones no estén obligados a cumplir con esta normativa, por lo que aumenta el peligro.

A este panorama se suma la queja de organizaciones como Intercitrus, que en el mes de octubre denunciaron cómo los exportadores de Sudáfrica utilizan diferentes tretas para saltarse incluso el tratamiento en las naranjas.

«Es obvio que Sudáfrica está encontrando aliados en la UE para no respetar lo regulado», afirmó la presidenta de Intercitrus, Inmaculada Sanfeliu. De hecho, las interceptaciones de partidas con plagas siguen batiendo todos sus récords.

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